11 ene 2009

De mayor quiero ser... abuela

Lo he estado pensando y de mayor quiero ser abuela… si, abuela, se me llenaría la boca al pronunciarlo y gritarlo a los cuatro vientos.
Ser abuela supondría, ahora, olvidar algunas de las preocupaciones que tengo hoy en día, (cuando podré comprarme una casa, si podré pagar la hipoteca, cuando acabaré mis estudios, si se me acaba el contrato de trabajo y no tienen pinta de renovarme, como va el país y nosotros sin querer poner de nuestra parte…).
Cuando sea abuela todo esto ya no me preocupara, y sabré como han ido desencadenando las cosas en las que me estoy esforzando en un presente…
Aunque supondría tener otras preocupaciones similares, (los hijos, los nietos, la pensión, el azúcar, la artrosis, el reuma,…) pero ahora no me preocuparé de ello, lo dejaré para cuando llegue a ser abuela.
Quiero ser abuela, para tener nietos, y crecer con ellos, para mimarles como hacen los abuelos, para reírme con sus gracietas, para que los sábados vengan a comer a mi casa, para poder llevarles al zoo, al cine o al circo, para contares las batallitas de abuela, que a mi siempre me contaba mi abuela, para verles crecer, para ayudarles a crecer. Para enseñarles todo aquello que no se aprende en los libros, pero que es necesario que te lo enseñe un abuelo.
Yo he tenido la suerte de poder conocer a todos mis abuelos, y la desgracia de haberlos perdido a todos en poco tiempo, y los echo de menos.
Recuerdo muchos instantes de mi vida en los que ellos me han acompañado, en los momentos buenos, y en los momentos malos.
Recuerdo las largas conversaciones por teléfono con mi awely, la de ratos que nos hacíamos compañía juntas. Todo lo que me enseñó esa mujer, siempre lo tengo presente, todo. (Bueno, menos lo de tener limpio el coche) Espero que se haya sentido orgullosa de mí. No haberla defraudado.
– Me cachis en la mar-, decía mi abuelo, era lo primero que oía cada vez que llegaba a casa de mis abuelos y les contaba que me había vuelto a caer de la bicicleta. Cuando se afeitaba me pringaba la cara con su crema de afeitar, que risas nos pasábamos juntos.
Los paseos por el pueblo con mis abuelos, viendo los campos de girasoles y aquellos atardeceres, que mejor regalo que esos atardeceres por el Vallejo.
Y cuando yo sea abuela, espero no defraudar a mi nieta, y caminar a su lado.
Buff, como ha ido cambiando este texto, lo escribí con la alegría de verme en el futuro, y al final ha dado un giro hacía la nostalgia del pasado.
Pero ahora toca esperar, y seguir centrándome en las preocupaciones de una casi 29 añera, a demás primero tendré que tener un hijo, que crezca, que a su vez tenga un hijo, me da la sensación de que voy a tardar unos cuantos años en ver mi anhelada situación de abuela.
Hasta pronto.